Christ is risen! “Alleluia!”

03-30-2024Weekly ReflectionMost Reverend Leonard P. Blair, Archbishop of Hartford

Dear Brothers and Sisters in Christ,

At the Last Supper, which we commemorated on Holy Thursday, Jesus took bread and wine and instituted the Eucharist, instructing the Apostles to “Do This in Memory of Me.” (1 Cor. 11:24). When we come together for the celebration of Mass., we not only experience our unit as living members of the Body of Christ, but we also receive Him – body and blood, soul and divinity – in the Holy Eucharist. This is so precisely because He is not to be found among the dead but among the living, and that is our Easter joy.

During this Easter season, we are called to recognize the greatness of His sacrifice and the incredible gift of life and salvation that He has won for us. The death and resurrection of Christ are the turning point in history and the foundation of our faith. Through His death, He bore the weight of our sins, offering Himself as the perfect sacrifice to reconcile us with God. His resurrection is the victory of life over death, of light over darkness, of good over evil. In His resurrection, we find hope for our own lives, knowing that through, with, and in Him, we too can find newness of life and the promise of eternity. Just as the Apostles, seeing the Risen Christ, were moved from despair to rejoicing, we too are called to let God’s love transform our minds and hearts.

My prayer this Easter Season is that all of the members of our Archdiocese experience Christ’s redemptive love through participation at Sunday Mass. From there, we are sent forth to be loving, merciful, and charitable toward others, to share the good news of Jesus Christ by joining our voices with those of His first disciples in acclaiming, “The Lord is risen! He is truly risen!”

May the peace of the Risen Christ truly be with you, and may the great joy of Easter fill your hearts and lives in this season and throughout the year.

Sincerely yours in Christ,
Most Reverend Leonard P. Blair
Archbishop of Hartford

¡Cristo ha resucitado! "¡Aleluya!"

Queridos hermanos y hermanas en Cristo

En la Última Cena, que conmemoramos el Jueves Santo, Jesús tomó pan y vino e instituyó la Eucaristía, ordenando a los Apóstoles: "Haced esto en memoria mía". (1 Cor. 11:24). Cuando nos reunimos para la celebración de la Misa, no sólo experimentamos nuestra unidad como miembros vivos del Cuerpo de Cristo, sino que también lo recibimos a Él -cuerpo y sangre, alma y divinidad- en la Sagrada Eucaristía. Esto es así precisamente porque Él no se encuentra entre los muertos, sino entre los vivos, y ésa es nuestra alegría pascual.

Durante este tiempo pascual, estamos llamados a reconocer la grandeza de su sacrificio y el increíble don de la vida y la salvación que nos ha ganado. La muerte y resurrección de Cristo son el punto de inflexión de la historia y el fundamento de nuestra fe. Con su muerte, cargó con el peso de nuestros pecados, ofreciéndose como sacrificio perfecto para reconciliarnos con Dios. Su resurrección es la victoria de la vida sobre la muerte, de la luz sobre las tinieblas, del bien sobre el mal. En Su resurrección, encontramos esperanza para nuestras propias vidas, sabiendo que a través de Él, con Él y en Él, también nosotros podemos encontrar la novedad de la vida y la promesa de la eternidad. Así como los Apóstoles, al ver a Cristo resucitado, pasaron de la desesperación a la alegría, también nosotros estamos llamados a dejar que el amor de Dios transforme nuestras mentes y nuestros corazones.

Mi oración en este tiempo de Pascua es que todos los miembros de nuestra Archidiócesis experimenten el amor redentor de Cristo a través de la participación en las Misas de Su Santidad.

Traducción realizada con la versión gratuita del traductor DeepL.com